Que suba al barco el valiente. A bordo que suba el intrépido. Temerarios suban arriba, que en tierra dejamos al miedo. Que suba al barco el de ciencias. También a bordo el de letras. Todo aquel que ría o llore, todo aquel que sienta emoción. Aquellos a quienes llame la aventura ¡bienvenidos a la tripulación!
La nave que zarpa es el Argos. Jasón ha reunido a los héroes. ¿Nuestro rumbo? El honor y la nota. El himno es la canción del pirata. La bandera, un boli y un típex.
El océano que se abre es glacial. Feroces nos vienen las olas. ¡Ah! pero nosotros somos osados, nosotros estamos unidos. Atención que llegamos a puerto, donde espera nuestro primer enemigo. Y allí estaba. Es grande, es enorme, y sobre todo es larguísimo ¡Es todo un examen de lengua tipo selectividad! No pudimos evitar el enfrentamiento, a su lado no somos más que David, luchando contra el imponente Goliat. Sus pies son morfología, sus piernas terror y sintaxis. Por estómago un comentario de texto, por cabeza tres mil argumentos. Baroja es su espada afilada, Lorca la sangre en sus venas. Galdós le prestó su mirada, y a Bécquer le rima palabras. Pero nosotros no somos David, y Lengua no es el pequeño Goliat, sino todo un dios, Cronos, el del condenado tiempo. No pudo con nosotros, somos rápidos y audaces. Vencimos, y allí, con el cadáver de Cronos aún caliente a nuestros pies, hemos de adentrarnos en el terrible laberinto donde se esconde su hermano gemelo. Cabeza de toro, dos astas de fuego, el mundo entero bajo su dominio. Fuerte habéis de sujetar las armas, que el laberinto está en Creta, y acabar con el minotauro Inglés es nuestra siguiente gran hazaña.
¿Tembláis ante las puertas del laberinto? ¿Habéis visto las velas negras cuando llegábamos a puerto? Son los catorce jóvenes atenienses que cada año se merienda la bestia. ¿Acaso vamos a dejar que continúe esta injusticia? ¡A tiempo estáis de dar marcha atrás! Lanzarote, tú entras conmigo. ¡A mí, el rey Arturo y su mesa! Teseo, ata ya el hilo que te dio la hermosa Ariadna, que si vivos matamos al monstruo, la aventura no acabemos perdidos.
¡No hay quien entienda este Reading! Deprisa, derecha o izquierda. Y en el Writing ¿y si me equivoco de tema? ¡No dudes, tú sigue adelante! “Capitán,” me llamas, “quiero darme la vuelta.” Tarde lo dices, ¿no hueles su aliento? ¿No oyes a Shakespeare? Poe camina en silencio, nos mira y ríe burlesco. Huir no puedes ahora, a Inglés enfrente tenemos.
Excálibur se clava en su espalda, ¡Bravo, respuesta correcta! Del Grammar victoriosos salimos. Estudiantes, un hurra por nosotros. Librada está Atenas de su terrible tributo.
¡Oh! ¡Cuántos cantares de gesta! ¡Cuántos romances se escribirán sobre nosotros! ¡Cuántas generaciones admiraran nuestro valor! ¡Y cuántas nos odiaran por haber aumentado su temario histórico y literario!
A la Gorgona hemos enfurecido, de los dos gemelos era ella aliada. Quiere vengarse de nosotros la infame Matemáticas, amante de las letras “a”, “b” y “c”, y madre misteriosas “x”, “y” y “z”.
Matemáticas es nuestra medusa, nuestra arpía y nuestra serpiente, nuestra sombra de dos caras, monstruo que hay que matar o dos veces o al menos una, pero bien. Camaradas cayeron en sus garras creyendo haber vencido cuando no, ¡Un minuto de silencio por los caídos! Los engañó la matriz, no de la que nacieron, sino la de la pérfida Matemáticas.
Tuvimos luego dos días para prepararnos, porque allí al fondo del abismo nos esperaban veintiocho siglos de España, confundiéndose, retorciéndose, un monstruo viejo, pútrido y demente, pero sobre todo, inmenso. Sobre él elevamos nuestro cayado y rogamos al cielo, ¡qué poco nos escuchó! Historia es el mar Rojo, rojo de la sangre de cuantos quisieron cambiar su rumbo y perecieron sin haber sido oídos. Hundimos el cayado en el agua y entonces ocurrió, se abren las aguas y a ambos lados paredes de olas rojas amenazando con caer sobre nuestras cabezas. Pero no tenemos otra opción, es o la posibilidad de la tierra prometida al final del pasillo, o la más horrible de las muerte, lenta y dolorosa, a manos de las hermanas Recuperaciones, Trimestre, Junio y la más maligna de todas, la que con sólo pronunciar su nombre produce escalofríos y da mala suerte: Lady Septiembre.
¿Qué qué es la tierra prometida? ¿Qué clase de pregunta es esa? ¿Cuál iba a ser sino el más maravilloso don del paraíso? ¡El fin de todos los sufrimientos! ¡Verano! ¡Calor! ¡Piscina! La gloria para algunos, esperanza para otros. Dulces y cálidos meses libres del ejercicio de la memoria y el estudio, ¿qué más puede querer el pequeño y demacrado estudiante tras tantas cruentas y a veces malogradas batallas?
¡Oh no, cuidado! ¡Un orbital sp3! ¡Peligro, nos rodean un ejército de carbonos! ¡Química nos ha tendido una emboscada! Levántate soldado y mira al frente, ¿ves al miedo? Está allí ante tus ojos, no tiembles ante él ¡Qué nadie huya! ¡Caminad unidos! Que por cada culombio que se nos acerque, caigan las cabezas de mil trece pascales ¡Muerte a la unidad de medida! ¡Qué pasen todas por el filo de nuestras calculadoras! ¡Formulad mis valientes!
¡Esto no puede ser! ¡Demasiados frentes abiertos! ¿Dónde están aquellos que sueñan con elevar maravillas? ¿Dónde, nuestros mejores ingenieros? Me comunican que tomaron una balsa y se hallan en la isla de Calipso. Dibujo Técnico se ha enamorado de ellos y no los deja marchar. Artimañas no le faltan, de su mano indescifrables enunciados, les cercan endemoniadas tangentes. Las perspectivas les han hechizado y olvidaron sus puntos de vista. ¡Armaos pues, camaradas! ¡Coged cartabón y escuadra! De la ninfa exigimos respuesta, o nos devuelve a ellos o en ello pierde la vida.
Dibujo con compás amenaza. De su isla que salga quien quiera, pero a aquel que con ella se quede, recibe juventud, vida eterna.
¡Marineros volvamos al Argos! ¡Qué nadie se quede en la isla! Los sueños quedaron en Ítaca, y a ella volvemos con ellos. Allí nos espera la gloria, allí el honor y la nota. ¿Quién quiere vivir para siempre, si el precio es vivir entre líneas? ¿Quién quiere ser joven por siempre, echando sus sueños por tierra? Calipso es hermosa, no hay duda, Calipso, la isla y su luna. Del estudiante su sino es su lucha, y larga ha sido la nuestra. Compañeros subamos al barco, que Dibujo no es más que una estrella, triste y sola en el cielo nocturno.
El Argos surca ahora los mares. Jasón recuenta a los héroes. Atalanta, Heracles, Aquiles. Pólux, ¿dónde está Cástor? Perseo, ¿y Héctor y Eneas? Caídos han en batalla, sus gestas serán recordadas, la muerte segó su guadaña, Caronte los lleva en su barca.
Caballeros, miradme a los ojos. Sentid mi furia y mi rabia. De un lado el vellocino de oro, Verano, Ítaca, el descanso. allí nos premian laureles, pero no lavarán nuestra alma. Preciso es que cambiemos de rumbo. Salvemos a nuestros valientes, ¡seguidme otra vez con coraje! ¡Dirijámonos pues al Averno!
Del infierno las puertas se abren, entrando todos los héroes. Azufre se huele en el aire y al fondo todos los muertos. Caronte ha pedido su precio, dos monedas allí le ofrecimos. “Cuidado”, nos dice en susurros. “Cuidado que vivos estáis. El Hades lo guarda un perro y Biología se hace llamar.”
Atentos que son tres cabezas, Nutrición, Relación, y Reproducción. Conoce de nosotros, secretos, y sabe de cómo matar. La ciencia que estudia la vida, ¡qué bien la sabe acabar! Adelante todos los médicos, al frente de ellos, Asclepio. ¡Peligro con su saliva! ¡Cuidado, proteína asesina! Se sabe las reglas de Darwin, aminoácidos de memoria recita, pero en lo nuevo, la discordia es quien surge, y nosotros, equipo, estamos unidos.
Hipólita va a clavarle la espada. Cuando en esto, es Hades quien entra. Admirado está del arrojo que muestran los héroes del Argos. “Deteneos aquí, guerrilleros, Biología es mi buen cancerbero. Si bien, como sé, no es perfecta, al menos en ello se esmera. Sacar de mis tierras queréis, a los muertos que ayer enterrasteis. Pues bien aquí están las reglas, las mismas que tuvo Orfeo. Que del Hades a los vuestros saquéis, si al salir no giráis la cabeza. Atención que parece que es fácil, pero Filosofía os franquea el camino.”
¡Estudiantes, alzad la cabeza! La victoria nos espera a un paso. Si del infierno todos salimos, al suspenso hablemos vencido. Camaradas, creamos a Hades, la mirada siempre al frente.
La salida custodian filósofos. Sócrates, ironía y mayéutica, Platón, con su mundo de ideas, Aristóteles, arete incluida, atacan nuestras huestes mortales. San Agustín y Aquino, ante tanto pagano incómodos, preguntan que por qué nos llevamos lo que es de Dios y del Cielo. Descartes, que amaba a medusa, aquella a quien dimos la muerte, sentencia con voz y tinieblas, que del final uno no puede esconderse. Kant y su libertad postulada, no logran detener nuestra marcha.
Hume entorpece el sendero, “¡Largo!” a él le decimos, “¡largo, no nos das miedo!” El empirista replica insolente. “¿Creéis que os siguen los muertos? ¿Cómo, si no los habéis visto? Es cierto que oís sus pasos, pero no es más que percepción imprudente. Preciso es daros la vuelta y comprobar que no os han engañado.”
¡Caballeros, que la luz ya se ve! ¡Guerreros no desviéis la mirada! Diez metros nos separan del alba, diez del honor y la nota. ¡Filósofos apartaos de la entrada! ¡Atrás dejaremos la gruta! ¡Diez metros y atrás el infierno! Sé que estamos cansados y algunos han sido heridos. Sé que es dura aventura, pero en el error de Orfeo no caigáis. Sé que del viaje estáis exhaustos, mas pronto el final nos espera. Mis valientes, manteneros muy firmes y de Filosofía no os dejéis embaucar.
Subid, camaradas, al barco. A bordo tendremos festín. Corazón, cabeza y coraje, demostramos a lo largo de exámenes. Subid, que volvemos a casa. Ya cerca está el fin del trayecto. Compañeros dejamos el Argos, un placer combatir con vosotros. Las cicatrices de las batallas, recuerdan cientos de historias. Nunca olvidéis este viaje, que juntos decidimos tomar. Nunca lamentéis la partida, que hazañas os han de llegar. Bajad que este puerto es Verano, bajad con el honor y la nota. Suerte si en el camino, volvemos otra vez a cruzar.