sábado, 21 de marzo de 2009

Y sin embargo, Nadie, lo hizo


Después de una cruenta batalla, sucedida en varios episodios, en los que al principio parecía que mi rebelión contra la plantilla establecida estaría truncada, que escribiría ella con mi sangre las letras de la cabecera. Hoy, Nadie ha conseguido derrotar a los demonios del código html.

Suena absurdo, ¿verdad? mi apodo, mi seudónimo va contra las reglas gramaticales españolas, nadie se puede llamar Nadie. Y sin embargo, Nadie, lo hizo. Resulta extraño llamar a alguien Nadie. Porque... si se es alguien, uno no puede ser nadie, nadie escribió este relato, nadie compuso esta poesía, nadie puso un comentario. Y sin embargo, Nadie, lo hizo.

No soy la primera en llamarse Nadie. En la odisea, Ulises engañó a Polifemo aseverando que aquel era su nombre. Cuando Ulises escapó de la isla dejando ciego a Polifemo, este se quejó a su padre, Poseidón, diciendo que "Nadie" le había arrebatado la visión. Ese fue el comienzo del odio de los mares, ¿pero quién tuvo la culpa?: "Nadie tuvo la culpa" respondería el ingenuo Polifemo.

De modo que piensen cada vez que digan que nadie puede hacer esto o lo otro; porque a fin de cuentas, puede ocurrir, que alguien, al igual que yo, decida ser ese Nadie.

martes, 17 de marzo de 2009

Palabras vacías.

Sufro en silencio esta melancolía. Me pierdo en mi misma. Todo en lo que creía se recrea en falso. Ya no sé que pensar, me duele esa lágrima que no deje caer y ese llanto que no podrá parar hasta el mar. Me duele las hora muertas con la mirada vacía, y esa angustia que no dejé salir de mi pecho. El lamento que tuve que callar me quema.

La soledad me invade, y a mi alrededor, nada. Tengo miedo, temo ver brillar la luz del sol y que se disperse esta bruma. No sé que hay más allá, quizá la ignorancia sea mejor que la verdad. Por el momento prefiero llorar y dejar las risas para los valientes, que cruzaron la cortina de humo por un sueño, y ahora son más felices. Yo ya no siento, y no quiero elegir, y no eligiendo ya he elegido mi camino. Me engaño creyendo que estoy viva, quien sólo siente nada, está muerto.

Hace frío, lleva haciendo frío durante demasiado tiempo. Los sentimientos dan fuerza y calor, pero elegí perderlos.



huella de mano en la nieve

miércoles, 11 de marzo de 2009

La jauría

Lobos, decenas de ellos, rodeándola por todas partes, lucha entre el hambre y la presa. Cercándola entre luces y sombras de una noche de media luna, llevándosela en su huida por zonas desconocidas. Extraviándola, limitando sus vías de salida entre troncos y zarzas. Arrinconándola entre las finas hileras de almendros habitadas, que impasibles a su desbocada marcha, entorpecían su fuga. Lobos blancos, lobos negros, por colores entrelazados a la vera de los árboles de ramas sembradas de flores sonrojadas, formando la escena de trazas sangrientas que pondría fin a su vida

Los enormes cánidos se aceleraban en su persecución, cada vez iban más rápido, quizá al oír los jadeos de su desalentada víctima, o al oler su rastro más cerca ya conocían su conquista, faltaba poco para que la alcanzaran. La tierra que se alborotaba a su paso, producía la siniestra caída de las pequeñas flores blanca, que con su suave resplandor puro trataban de olvidar el amargo rastro de sangre que emanaban de sus pies descalzos.

Y a lo lejos, un almendro enorme, en medio de las malditas filas de árboles que parecían seguirla sin freno, tal que los lobos, se alzaba con su copa espesa de nieve roja, pues había teñido las mangas floridas de sus ramas del más rojo puro escarlata delatando con su bello fulgor, la sombra oscura de aquella noche. Cómo guardando un secreto, cómo compadeciéndose de ella, cómo único ser de aquel siniestro lugar capaz de valorar la vida, pues de bermejo se vestían sus flores.

Esto es un pequeño retazo que desprecié de la novela en la que estoy trabajando, ya no tiene mayor utilidad, de modo que lo cuelgo aquí a modo de relato. En realidad es una pesadilla que Gabriela tiene todas las noches tras la muerte de su hermano. Espero que os guste. ^^

jueves, 5 de marzo de 2009

Parodia de Invierno


Es efímero el verde en tu rostro
Y pronto el blanco en tu cara
Rosada tu furia y belleza
Y terco tu fruto en las ramas

Sinuoso y desdichado tormento
Envuelve tu tronco y tu alma
La duda es tu marca en el tiempo,
Y locura entre nieve olvidada.

Hermosa parodia de invierno,
Que tiñe la hierba de envidia
Es sangre que en niebla es caricia,
Tu amante truncado en veneno

La noche que llega y se calla
De tumba, miradas y espectros
Silencio que llegas corriendo
Tu voz de fantasma, almendro.






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