miércoles, 10 de marzo de 2010

La existencia del alma

Tenemos problemas para definirla y aún así hablamos de ella. No creo que en defender su existencia, su utilidad o su manipulación esté el problema. Todo depende de a qué llamemos alma. Si con esa palabra nos referimos a los cuentos que nos mueven a realizar determinados actos, diremos que la creencia en el alma es una forma de dejarnos manipular e influenciar, y estaremos en contra de ella. Si entendemos que esta creencia nos ayuda a ser mejores personas y a soportar los duros roles de la vida, defenderemos su utilidad y no nos pondremos en contra de quien crea. Ahora bien, a la hora de cuestionarnos su existencia, no como creencia (Que obviamente existe el creencia de que existe), sino como realidad, tambien tendremos que definir a qué llamamos la existencia del alma, y no estoy de acuerdo con admitir que los que crean sean unos ilusos o algo parecido. Si llamamos alma a lo que nos hace ser mejores personas, lo que está claro es que ALGO nos hace tratar de ser mejores personas, lo puedes llamarlo empatía o moral, y si te apetece también puedes llamarlo alma. Si llamas alma a lo que te hace ser tú mismo, pues exactamente igual, ALGO te hace ser único, puedes llamarlo ADN, puedes llamarlo tus circunstancias vitales, y si quieres también puedes llamarlo alma. Claro que si adoptamos la doctrina teológica y decimos que es lo que queda de nosotros cuando morimos y que será juzgada al final de los tiempos, tendremos más problemas para demostrarlo. Pero ello no quiere decir que el alma no exista, ni que los que crean mientan. Su problema es que carecen de pruebas.
Hay que huír de las creencias que desemboquen en el fanatismo, pero, ¿por qué huír de algo que puede dar un sentido a la vida humana, si no hace daño a nadie?

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