viernes, 31 de julio de 2009

La Máscara Verde

Os presento al que sin duda será mi personaje del año, la Máscara Verde. Un bandido, un canalla, un tramposo, mentiroso y sin embargo, casi un héroe. Los otros se revelan y no son amos de si mismos, se niegan, pobres indecisos, mientras que la Máscara es un ser seguro en la ley de que el fin justifica los medios, no duda ni vacila, si puede, como un cobarde huirá del peligro, pero a la hora de la verdad demuestra que lo que ciertamente le falta, no son las agallas.

La Máscara es el punto de unión entre la presentación y el nudo, un punto de apoyo decisivo que me descubrirá entre tantos otros el único camino que me llevará al desenlace, la manera de contar la historia y el género de la novela.

Y ahora dudo, aunque con su personalidad arrolladora mi enmascarado sea el personaje más colaborador de la historia (en lo que a ideas se refiere es igualito que un huracán). Curioso, tengo miedo y vacilo. Muy curioso. Tanto tiempo deseando continuar, y ahora que puedo, hay duda sembrada en mi camino.

martes, 21 de julio de 2009

La consulta de la oca


*-Doctor, doctor, tengo un problema.
-Buenas noches, siéntese ¿Que le ocurre?
-Algo horrible, imagínese, algo que no se puede usted ni imaginar.
-Entiendo, ¿y qué es?
-No descansa ni para dormir, me estresa, me embelesa, me vuelve loca, no tiene sentido y teniéndolo quiere tenerlo. No quiere querer, no quiere reír, ni siquiera hablar. Apenas puede sentir y lo quiere sentir todo. Susurra... ¡Si, siempre en mi oído! Siempre atenta, siempre al acecho... Créame, es ciertamente un incordio, no se lo recomiendo a nadie. Un ser caprichoso y traicionero que de algún modo ha conseguido vivir en mí.
-¿Perdón?
-Señor, jugando a la oca me he perdido en el laberinto.
-¿Qué?
-De acuerdo, se lo diré- respiro hondo y pongo cara de circunstancia- Doctor... tengo una historia en la cabeza.
-Disculpe, tengo entendido que eso es un problema grave, pero no creo que en esta consulta arreglemos nada, necesita un especialista, por el momento le aconsejo que la escriba.
-Es que en la posada me dejé las palabras, ya sabe un turno sin tirar y ya tienes tantas ganas de salir que te olvidas de cosas importantes... ¡Ay que ver, siempre caigo en esa casilla!
-La entiendo, la última vez me dejé la cartera en el pozo, pasaron muchos turnos hasta que alguien pudo por fin sacarme ... ¿Que va usted a hacer?
-De momento... esperar lo que me queda hasta en este infierno verde hasta encontrar la salida, atar unos cuantos cabos, caer en la muerte para regresar al punto de partida, sacar un seis, dejarme arrastrar por la corriente, recoger lo que me dejé en la posada... y con mucha suerte, todavía podré llegar al final de la partida sin caer en ocas o en dados.
-¿Y eso por qué? Terminaría antes.
Me encojo de hombros
-Ya sabe, despacito y con buena letra. Jugamos dos y la historia manda. No descartamos darnos otra vuelta antes de ganar la partida.
El doctor asiente lentamente.
-Será una lenta recuperación*

jueves, 2 de julio de 2009

Describiendo a Nadie

Hacía tiempo que la hora de las paranoias de Nadie no llegaba a las doce, no es mi mejor campo, pero tengo que reconocer que con un poco de ironía y algo de vanidad por mi parte, que si al lector no se le escapa una sonrisa, al menos podré reir yo por los dos.

Vereis creo que nunca os he contado quien soy. Para empezar, Nadie es la persona más alta del mundo, en realidad tiene complejo hegemónico de altura y aunque me saques dos cabezas, sin duda tendrás que admitir que Nadie mide más que tú. Nadie puede volar, literalmente hablando, puesto que por dentro es solo helio, ¿cómo si no iba a poder llegar al pequeño chalet que se ha construido sobre las nubes? Y es que Nadie vive una doble vida de noche cuando sueña, porque los sueños de nadie no estan vacíos de sensaciones, sino repletos de los seis sentidos, ver para creer, oír para preguntar, el gusto para morder, olfato para perseguir, tacto para abrazar y el común para dudar si esto es sueño o realidad.

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