Hacía tiempo que no había que sacarme las palabras a
ladrillazos.
No sé cuando voy a aprender a no mirar atrás.
El mundo giraba a nuestro alrededor y tú no parecías darte
cuenta.
La espiral era cada vez más rápida. Te mecías en los
colores.
No viste llegar el invierno. Ni como el blanco y el negro lo
devoraban todo.
Siempre quise volar y me tendiste dos alas.
No insististe mientras las rechazaba.
Yo temblaba de frío y tú me quemabas.
El mar atravesó mi cuerpo helado.
Tú flotabas, yo me ahogaba.
Cuando la tierra comenzó a temblar, la decisión era solo
mía.
Solté tu mano y seguí mi camino.
Tus huellas golpeaban la arena. Giré la cabeza.
Un huracán te arrastraba y para mí sólo soplaba una suave
brisa.