He de reconocer, que leer este libro para mí ha sido como correr una maratón. Yo que soy capaz de merendarme más de ochenta páginas diarias, he tardado casi un mes en terminar sus poco más de doscientas. Sin embargo, ¿me arrepiento de haberlo leído? Naturalmente que no.
Siempre es sorprendente lo que se puede aprender de relatos así. Relatos que se escapan del marco estándar y nacen simplemente porque alguna vez tenían que nacer. Este es un cuento largo sobre una vida, contado a través de zancadas sobre la arena y ganas de superarse. No es algo que te suelas encontrar en las estanterías de una librería.
Realmente, no es un libro que yo recomendaría a todo el mundo. Gira en torno al hecho de correr, y al efecto que ello ha tenido sobre la vida del escritor. Si piensan en un nudo, en un principio y en un desenlace, olvídense, porque esto no es lo que están buscando. Si sin embargo buscan un libro sobre el esfuerzo, caerse y seguir adelante, debieran leerlo. No son más que experiencias sueltas y conclusiones varias de un novelista que se calza sus deportivas, y que en el rebote de sus pies encuentra algo extraño, que por muchas agujetas, dolores musculares o tiempo que le quite, no puede dejar de mirar.
Con todo, al tener mucho de ensayo y biografía, leerlo de cabo a rabo, se me ha hecho duro. Es más bien, algo que ha de leerse poquito a poquito, masticando cada idea antes de pasar a la siguiente hoja de papel. No como he hecho yo, tirándome a la piscina a lo bruto y sin pensar, encabezonándome en acabarlo cueste lo que cueste.
Es un buen libro para aquellos que corren o quieren empezar a correr. Ya van dos días en los que después de leer un par de capítulos, me enfundé el chandal y salí a la calle dispuesta a hacer footing. Sí, y también es un gran libro para personas que como yo decidimos de vez en cuando plasmar historias en el papel. Escribir es hacer una carrera de fondo, hay una victoria por ganar, claro que sí, pero la victoria más grande reside en cruzar la línea de meta, satisfecho con el camino recorrido.
Escondida detrás de una pared.
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¿Recuerdas cuando se te caía el mundo y yo estaba a tu lado? Era yo quien
iba a donde sea que estuvieras a abrazarte hasta que te tranquilizaras. Te
acar...
Hace 12 años
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