Hay momentos buenos y momentos malos, situaciones extrañas donde la casualidad aun no ha jugado su última carta y rutinas que esperamos que se rompan en cualquier instante. Hacia el final de los tiempos, hasta la más bella palabra morirá y no podemos impedir que las grandes hazañas hayan nacido para olvidarse un día.
Mientras tanto, la vida en el gran universo, moribunda luchará por su existencia, pero cuando extenuada, reciba su último golpe, con el inicio de su último suspiro, llorará la eternidad su pérdida y entre lágrimas buscará sus huellas.
Fregeneda. Literalmente, el fin del mundo. El atardecer se despidió donde el Águeda y el Duero se funden en un largo beso, y el sol bostezaba entre un mar azul de colinas portuguesas. Allí, donde el orden es desafiado desde la otra orilla, por un bosque salvaje de almendros y chumberas. Allí, donde la tierra cae en ondas cuando baja. Allí, en la frontera. Allí, literalmente, el fin del mundo.
Cae la noche y es el silencio quien llega corriendo. Una voz que sufre callada, camina hasta mi cama y desde su memoria, comienza un cuento.
Mientras tanto, la vida en el gran universo, moribunda luchará por su existencia, pero cuando extenuada, reciba su último golpe, con el inicio de su último suspiro, llorará la eternidad su pérdida y entre lágrimas buscará sus huellas.
Fregeneda. Literalmente, el fin del mundo. El atardecer se despidió donde el Águeda y el Duero se funden en un largo beso, y el sol bostezaba entre un mar azul de colinas portuguesas. Allí, donde el orden es desafiado desde la otra orilla, por un bosque salvaje de almendros y chumberas. Allí, donde la tierra cae en ondas cuando baja. Allí, en la frontera. Allí, literalmente, el fin del mundo.
Cae la noche y es el silencio quien llega corriendo. Una voz que sufre callada, camina hasta mi cama y desde su memoria, comienza un cuento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario